martes, 17 de abril de 2012

Comunicado de prensa de Carta abierta La Pampa

Acompañamos la decisión de avanzar sobre la expropiación de YPF, basada en la necesidad de administrar soberanamente los recursos estratégicos de nuestro país, garantizando la extracción, producción y disponibilidad de combustible.


Las decisiones empresarias de los directores de YPF- REPSOL dañaron la economía argentina y a toda la producción nacional. La necesidad de importar más de 9 mil millones de dólares, para que ellos tengan ganancias sin inversión hoy la estamos padeciendo todos los argentinos.

La soberanía volvió a nosotros con YPF [1]

Es nuestro deseo recordar que la historia de YPF comienza un 13 de diciembre de 1907 cuando en Comodoro Rivadavia se encuentra el primer pozo de petróleo.



Sigue con Enrique Carlos Alberto Mosconi, militar e ingeniero argentino pionero en la organización de la exploración y explotación de petróleo en Argentina, propuso la creación y fu primer director de los Yacimiento Petrolíferos Argentinos, nombrado durante la presidencia de Hipólito Irigoyen.

En esa etapa decía Mosconi: «Resulta inexplicable la existencia de ciudadanos que quieren enajenar nuestros depósitos de petróleo acordando concesiones de exploración y explotación al capital extranjero, para favorecer a éste con las crecidas ganancias que de tal actividad se obtiene, en lugar de reservar en absoluto tales beneficios para acrecentar el bienestar moral y material del pueblo argentino. Porque entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera.»

La historia de YPF tuvo muchas idas y vueltas en el año 1958, durante el gobierno de Arturo Frondizi se aprueba la Ley 14.773 que declaró el dominio nacional de los yacimientos de hidrocarburos, desplazando hacia las empresas estatales las actividades de exploración y explotación y prohibiendo la asignación de concesiones. El autoabastecimiento que la misma ley declara de urgente necesidad nacional , tiene como único instrumento a las entidades estatales, lo que significó establecer el monopolio por parte de ellas en la producción de hidrocarburos, satisfaciendo ciertas orientaciones políticas y procurando evitar controversias entre activos grupos ideológicos.

Pero… con el fin de promover la industrialización del país, Frondizi alentó el ingreso del capital industrial extranjero y giró en sus propuestas hacia las políticas petroleras, profundizando la apertura a capitales extranjeros, que ya había impulsado Perón en el año 1952. Situación que no fue aceptada por parte de la población y en el mes de septiembre los gremios de trabajadores petroleros declararon una huelga general, en repudio a los contratos petroleros. En respuesta a su cambio de opinión respecto a los acuerdos petrolíferos, Frondizi dijo: «Cambié mi postura porque prefiero renunciar a una actitud intelectual irreal, que mantenerla en desmedro de los intereses del país».

Durante la presidencia de Arturo Illia, alguno de los trece contratos petroleros fueron anulados por ser acusados de "perjudiciales para la Nación", el país volvió al desabastecimiento. El gobierno de facto de Onganía reformó la ley 14.773 de Frondizi, y mantuvo el mismo principio de la propiedad estatal del petróleo, pero se eliminó el monopolio por parte del Estado de YPF.

Pero Carlos Menem, en el año 1992, desnacionalizó el petróleo, transfiriéndose al dominio público los yacimientos de hidrocarburos del Estado Nacional a las provincias, pero esta ley también privatizó a YPF, perdiendo el poder de su decisión de política petrolera, y gracias a esto las inversiones a YPF bajaron, no se descubrieron nuevos yacimientos, pero la explotación aumentaba. Repsol compró a YPF y así la empresa petrolera argentina, pasó a llamarse Repsol YPF. A Menem no le interesó ni tuvo en cuenta los ideales de Mosconi, que se fueron transmitiendo por generaciones y que llevó a que YPF fuera orgullo de los argentinos .

El 16 de abril del 2012 va a pasar a la historia como un hito, cuando Cristina Fernández de Kirchner anunciara el retorno de YPF a manos nacionales y después de veinte años la palabra soberanía volvió a nosotros.

[1] Noemí  s. Olivera