martes, 25 de mayo de 2010

Mayo, ayer y hoy [1]

El presidente Figueroa Alcorta en la Rural

Mayo de 1910, el Centenario de la Revolución, mostraba dos caras distintas. Por un lado la magnificencia, por otro un fuerte descontento representado por protestas sociales, que habían sido primero vistas con indiferencia por los dirigentes políticos, luego rechazadas.

Obreros portuarios

Los cien años desde la Revolución de Mayo coincidió con la presidencia de Figueroa Alcorta, gobierno que se caracterizaba por la existencia de un estado conservador y elitista y un sistema de fraude electoral, que se hacía insostenible pero que había servido para mantener en el poder el proyecto político de la oligarquía terrateniente. Ya con la Campaña al Desierto habían doblegado la rebeldía de los pueblos originarios, exterminados en su mayoría, apropiadas sus tierras.

Es así que los festejos oficiales presentaron a invitados a notables de diferentes nacionalidades, se organizaron todo tipo de eventos tales como ceremonias civiles y religiosas, desfiles militares, congresos, banquetes, funciones de gala, entre otros. Llegaron especialmente para los festejos, el presidente de Chile, Pedro Montt., el vicepresidente de Perú, la Infanta Isabel de Borbón, en representación del Rey de España Alfonso XIII, Ramón del Valle Inclán, Vicente Blasco Ibáñez, representantes de Alemania, Paraguay, Japón, Estados Unidos, entre otros. Pero en el pueblo había un fuerte descontento que se manifestaban en protestas sociales, que venían desde comienzo del siglo XX. La Federación Obrera Regional Argentina, (F.O.R.A), de tendencia anarquista, agrupaba a la mayoría de los gremios, junto a la Unión General del Trabajo (UGT) conformada por socialistas y sindicalistas (luego transformada en Confederación Obrera Regional Argentina, C.O.R.A).

Estas protestas sociales se debían a las condiciones de vida de los trabajadores, a la superexplotación, con largas jornadas laborales y bajos salarios, la postergación de conquistas solicitadas como el descanso dominical, la jornada de ocho horas, la protección de la mujer y el niño. El año del Centenario se produjo 298 huelgas.

Concentración decidiendo la huelga del Centenario

Ante el descontento las masas obreras, junto con la FORA, plantean la huelga del Centenario para conseguir mejoras laborales y entre otras cosas, la derogación de la Ley de Residencia.

Ley redactada por el senador Miguel Cané y aprobada en 1902, que habilitó al gobierno a expulsar a inmigrantes sin juicio previo y que en realidad se utilizó para reprimir la organización sindical de los trabajadores, expulsando principalmente anarquista y socialistas

Alfredo Palacios cuando asume su banca como primer diputado socialista se opone enérgicamente a esta Ley. En su discurso de asunción dice que con esta ley … "se ha buscado un pretexto para matar las ideas. Pero ya sabemos que no es posible detenerlas, que cuando aparecen en la forma en que se presentan las ideas nuevas, cualesquiera que ellas sean, es claro que todos, que todos los obstáculos, que todos los inconvenientes que se opongan a su paso no han de hacer sino acrecentar la ola cuyo empuje es cada vez mayor".

Y así fue, porque el 1º de mayo de 1910 más de setenta mil trabajadores se concentran en la Plaza Colón, algo nunca visto. El 18 de mayo iba a iniciarse la huelga general por tiempo indeterminado pero el gobierno conservador decide adelantarse con la represión para evitarla, viendo que peligra su prestigio ante el mundo.

Represión a los trabajadores a 7 días del Centenario (1910)

Hay detenciones en masa, y son apresados los miembros del Concejo Federal de la FORA, el comité central de la CORA y los redactores de los diarios anarquistas La Protesta y La Batalla.

Por otra parte los grupos civiles nacionalistas integrados por hijos de los ricos, diputados conservadores, funcionarios del gobierno, policías y militares. Incendian el local de La Protesta y destruyen el diario La Vanguardia, y se queman bibliotecas de obreros.

Los actos del Centenario de la Revolución de Mayo, que la oligarquía terrateniente, pretendía mostrar al mundo como una expresión del “orden y progreso” conseguido en el país, se transformaron así en una lucha violenta entre las clases, con saldos sangrientos y miles de detenidos y con la implementación del Estado de Sitio.

En estos días de mayo de 2010, de festejos del Bicentenario podemos afirmar que La Argentina actual se parece en lo político y social, más a 1810, que a la de 1910. Los festejos del Centenario fue la fiesta de un país para pocos. Pero los actuales, los del Bicentenario son compartidos en forma masiva por el pueblo.

Nos lo demuestran algunos ejemplo, como la llegada a la Plaza de Mayo columnas de pueblos originarios que convergían desde distintos puntos del país, se reunieron con la Presidente Cristina Fernández de Kirchner, para dialogar sobre sus legítimas reivindicaciones, llegaron cargados con sus culturas, con sus músicas, con sus colores y con su historia milenaria. Historia reconocida por las voces de la Revolución de Mayo que plantearon el lugar que debían ocupar los pueblos originarios y lo plasmaron de la siguiente forma para los hombres y mujeres del futuro en el Decreto de la Junta Grande de 1811: Nada se ha mirado con más horror desde los primeros momentos de la instalación del actual gobierno como el estado miserable ya abatido de la desgraciada raza de indios. Estos nuestros hermanos, que son ciertamente los hijos primogénitos de la América, eran los que mas excluidos se hallaban de todos los bienes y ventajas que tan libremente habían franqueado a su suelo patrio la misma naturaleza, y hechos victimas desgraciadas de la ambición, no solo han estado sepultados por esclavitud ignominiosa, sino que desde ella misma debían saciar con sudor la codicia y lujo de los opresores.

O cuando Feliciano Antonio Chiclana le dijo al cacique Quintelén y a los suyos
Amigos, compatriotas, hermanos, unámonos para construir una sola familia.

Aunque en el Bicentenario de la patria todavía poderosos intereses concentrados despliegan sus fuerzas tratando de obstruir las aristas del proyecto nacional y popular. Los hombres y mujeres que creemos en la propuesta de un proyecto Nacional y Popular, tenemos un desafío: la defensa de la patria libre y soberana como aspiraban los padres de la Patria.

Por el avance de las conquistas en el campo popular es que decimos que esta Argentina del 2010 retoma las banderas de la Revolución de Mayo.



[1] Noemí S. Olivera

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