Los integrantes de Carta Abierta hacen propias estas palabras del compañero Jorge Testero y, con mucha alegría, las comparten con ustedes.
EQUIPO DE COMUNICACIÓN
En estos días de triunfo se está haciendo común ver la aparición de espacios y personas que reclaman haber sumado a este monumental logro. La mayoría de ellos con total justicia: la militancia, los programas televisivos, algunas voces destacadas en los medios, muchos dirigentes políticos y sociales.
También hay los que se suben a la ola por oportunismo, a ellos mejor ignorarlos.
Quiero reivindicar(nos) a los locos de Carta Abierta. En medio del desierto mediático y cultural del 2008, cuando arreciaban los ataques y todo pendía de un hilo hubo cabezas y corazones que pusieron sus cuerpos como trinchera, le pusieron letra a la resistencia y palabras a un proyecto. Aportaron a la ruptura del cerco a un gobierno sitiado y mostraron que los locos de la anomalía no estaban solos.
Un puñado de sesentones y cincuentones (acompañados por algunos treintones y cuarentones) que desenterraron hachas y sueños, dijeron "de esto sabemos" y salieron de frente a dar la batalla de sentido contra el más común de los sentidos. Y sostuvieron durante más de tres años los rituales sabáticos, las tenidas de los miércoles, las opiniones, las críticas, los gritos y los susurros. Y dieron bandos al pueblo. Y hablaron cuando nadie hablaba.
Los que importan, entendieron, los que debían escuchar, escucharon. Es el premio mayor para esta pléyade de inveterados soñadores. ¿Para qué más?.
La inmensa mayoría de los que festejaron el domingo no sabe (y tal vez nunca sabrá) que fue (que es) Carta Abierta, como dijo alguien (Scalabrini?, Jauretche?) ante la multitud del 17 de octubre, indiferente frente a él, que en la ignorancia hacia su persona de aquella masa estaba su triunfo. Tal vez la noche del domingo 23 fue la culminación de CA, su logro, su justificación histórica, su modesto aporte.
Vaya un saludo a los que tuvieron la iniciativa de convocarnos, a los que nos dejaron sin permiso, a todos los que acompañaron esta módica epopeya y a los que, eliminando resistencias de pieles curtidas y fronteras mentales, supimos construir afectos, compañerismos y amistades.
Jorge.
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