jueves, 9 de julio de 2009

GORILAS EN LA NIEBLA

El texto que se adjunta fue leído hoy en el espacio de Radio Nacional Santa Rosa, por un compañero de Carta Abierta de La Pampa. Fue escrito por Jorge Giles del Conurbano bonaerense, y está publicado en su blog. Es una excelente reflexión

GORILAS EN LA NIEBLA

En estas horas en que un pueblo hermano como Honduras nos duele y conmueve, y que nos convoca a la solidaridad y la reflexión, sabiendo que si el golpismo logra su cometido, la América Latina toda retrocederá un siglo más atrás.

En estas horas en que una orgía mediática de la derecha nativa, luego de proclamarse vencedora electoral el pasado domingo, invadió el ambiente de los argentinos, destiló su odio en los vergonzosos almuerzos televisivos, estimuló la soberbia sin límites de los que se sienten ocasionales ganadores. En estas horas donde el maldito virus de la Gripe A nos tiene a mal traer, con su secuela de pacientes y de miedos colectivos, es preciso juntarnos a distancia para cuidarnos mejor. Pero juntarnos al fin. Con el celular, el e-mail o señales de humo. No dejar de hablar entre nosotros. Reflexionar a través del sistema de señales que tengamos a mano, sobre la necesidad de ser más solidarios que nunca, denunciando todos los intentos de restauración de modelos perimidos por su egoísmo, su mezquindad, su individualismo.

A la peste la venceremos con unidad social, no desconfiándonos entre nosotros, ni mirando de reojo al prójimo como si fuese un potencial portador de la influenza, dando una mano al que la necesite, pero quitándola del lugar donde ayude inconcientemente a transmitir la enfermedad.

Así en la salud, así en las convicciones. Insistiremos en estos días sobre esta cuestión por que el primer deber de un ciudadano y de una sociedad, es cuidar la vida. Cuidarla y honrarla, sin perder la memoria, ni la entereza, ni los principios. Lo decimos hoy por que lo dijimos ayer y lo diremos siempre. Ni una derrota demoniza, ni un triunfo santifica. A cinco días de los comicios pareciera quedar claro que los distintos actores políticos y sociales se muestran como lo que siempre fueron. El rapaz se muestra como rapaz y el solidario sigue siendo solidario. Y es en este marco que hay que advertir con claridad, con sencillez y con mucha calma, que las ideas, las conductas y las políticas de esa derecha, se llame Mauricio Macri, Julio Cobos o De Narváez, podrán vencer pero no convencer a todos. A nosotros al menos, rotundamente no.

Tampoco lo harán los restos del naufragio menemista que hoy se presentan cual angelitos del demonio, pontificando a su diestra sobre qué hacer y no hacer en el calendario de la política nacional.

Respetar los resultados de una elección no es alzar bandera blanca de rendición o bandera de remate de las convicciones más profundas de una parte del pueblo, acostumbrada por demás a derrotas personales y colectivas. Ni las derrotas, ni las victorias son eternas e inmutables. Son siempre un lugar y un momento para el aprendizaje.

Insistimos para que aquellos que se sientan los victoriosos de hoy no se confundan: Respetar no es rendirse. También ellos debieran saber respetar la voluntad popular y a los gobiernos democráticos nacidos de esa voluntad, como el nuestro. Y aclaremos por si no se entiende que “Nuestro” quiere decir, de todos los argentinos, de los que ganaron y de los que perdieron el domingo pasado.

No se trata sólo de aferrarse a la norma constitucional, esencia misma del sistema democrático y por tanto, de estricto acatamiento para todos los ciudadanos, piensen como piensen políticamente. No es una gracia divina que les asiste a los opositores que andan diciendo por la televisión que “van a permitir que la Presidenta termine bien su mandato” ¿Quiénes se creen que son estos muchachos para dar o quitar permiso para gobernar? ¿Los nuevos heraldos negros de la inquisición neoliberal? De todos modos, y para no detenernos más en responder estas ofensas de los resabios autoritarios de la oposición, insistimos en que es necesario reflexionar acerca de las convicciones que asiste a cada sector de esta sociedad abrumada hoy por la peste.

¿O acaso hay una propuesta más justa que la redistribución de la riqueza? ¿O acaso hay que negar y renegar de la defensa del trabajo como valor fundamental de un país verdaderamente democrático? ¿O acaso hay que dejar a Honduras sola en su destierro?

Además del virus, hay gorilas en la niebla, a lo largo del continente. Advertir este dato y oponerse con la unidad y la solidaridad propia de los pueblos dignos, servirá para que los que blanden sus sables golpistas en Honduras, o los que aquí visten de seda, no hagan retroceder a nuestras democracias al tiempo de las cavernas.

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