Sin embargo, debemos señalar que el rol promotor de políticas de regulación activas con fiscalización y control del propio Estado ha resultado pobre. Tampoco se ha verificado un plan estratégico de contenido sanitario que articule y potencie la capacidad del Estado para dirimir intereses en permanente conflicto.
El desempeño de ANMAT prácticamente limitado al registro de especialidades medicinales, la incapacidad manifiesta de la Superintendencia de Servicios de Salud de pautar y controlar la gestión de prestaciones farmacéuticas de las Obras Sociales Nacionales, el financiamiento de medicamentos de alto costo no ajustado a criterios científicos y sin discusión del precio por parte de la Administración de Programas Especiales y la falta de transparencia para la gestión de subsidios y reintegros, muestra la necesidad perentoria de que desde el Ministerio de Salud de la Nación se coordinen junto a sus organismos descentralizados acciones y políticas indispensables.
Los contratos más importantes de las obras sociales provinciales y la medicina prepaga han asumido el modelo PAMI- INDUSTRIA. Este acuerdo de los laboratorios con el PAMI, inaugurado en los 90´y perfeccionado en los últimos años, nos muestra como el PAMI transfiere a las cámaras empresariales la gestión del contrato de prestaciones farmacéuticas más importante de Latinoamérica.
El modelo de convenio está caracterizado por: subsidios a la oferta, aceptación del precio sugerido por el laboratorio para millones de afiliados, cobertura de medicamentos inútiles y de beneficios no probados, cartelizacion de laboratorios con respeto a la porción de mercado, club de oferta de medicamentos oncológicos y de alto costo, transferencia al centro de autorizaciones de la industria de la auditoria del Instituto, quiebre de la confidencialidad y la protección de datos personales de los afiliados, afectación del ejercicio profesional farmacéutico por imposibilidad de sustitución, y monopolización de la distribución de medicamentos de alto costo.
El camino político y sanitario para enfrentar el modelo, requiere decisión política y convicción para revisar este contrato y basar las decisiones de cobertura o compra desde el Estado y la Seguridad Social privilegiando la utilidad real del medicamento, protocolizando por patología según evidencia, promoviendo controles de calidad y fiscalización de la cadena de comercialización y generando convenios entre financiadores y prestadores, con sinceramiento del precio de los medicamentos y regulación del mismo para prestaciones con cargo 100% para el Estado o las obras sociales.
En un marco de esas características, la Producción Pública de Medicamentos (PPM) representa un área estratégica en Salud.
La aparición de la PPM se remonta a la época de Ramón Carrillo. A partir de ahí aparecen en escena laboratorios localizados en el ámbito nacional, provincial, y aún municipal. Los hay de distinta complejidad y potencialidades, ya que surgieron para resolver problemáticas de distinta índole.
Con el objetivo de que los laboratorios de PPM adquirieran mayor protagonismo, en setiembre de 2007 se formó una Red Nacional de Laboratorios de PPM (RELAP), un proyecto surgido en los mismos laboratorios que contaba con el soporte tecnológico del INTI y de otros colectivos de origen académico, social, político, gremial, de Ciencia y Tecnología, agrupados en la Multisectorial por la PPM. Esa red, constituida por unos 25 laboratorios, contaba con el aval político y la coordinación de la ex Secretaría de Ciencia y Técnica y contemplaba la vinculación con universidades nacionales y organismos de CyT, como instrumentos para articular producción de medicamentos con investigación y desarrollo, en las áreas que se considerara necesario.
Ese proyecto, fundamentado y racional, fue tomado orgánicamente por el Ministerio de Salud en su “Programa para la Producción Pública de Medicamentos, Vacunas, y Productos Médicos” (Resol. 286/ 2008) y tuvo un despegue tan prometedor como fugaz: fue desactivado a mediados de 2009, sin ninguna causa que lo justificara.
Frente a la necesidad social del acceso a los medicamentos que muestran beneficios reales para los problemas de salud a los que están destinados, existen dos alternativas:
1) Abastecer de medicamentos a hospitales, centros de salud, dispensarios, bancos de drogas del sector público, etc, a través de la compra a laboratorios locales o multinacionales, exclusivamente.
2) Abastecernos recurriendo a los laboratorios de PPM, según prioridades sanitarias explicitas que favorezcan la escala de producción
Priorizar solamente la compra implica: no utilizar la capacidad instalada obstruyendo el crecimiento de un instrumento público necesario; obturar desarrollos nacionales y regionales; quedar a merced del mercado, sean sus agentes nacionales o extranjeros; privarse de un instrumento capaz de establecer precios testigo sobre la base de costos, no hacer investigación ni desarrollo.
Por el contrario, abastecerse a través de la PPM implica: utilizar la capacidad instalada de los 38 laboratorios de PPM que hay en el país; resolver el problema de los medicamentos “huérfanos” - de probada acción terapéutica pero carentes de interés comercial para las empresas farmacéuticas; utilizar el conocimiento disponible para hacer investigación y desarrollos a través de convenios con universidades y organismos de CyT para estudios de biodisponibilidad, bioequivalencia, farmacovigilancia, síntesis de principios activos, etc.; centralizar las compras para obtener mejores precios en insumos, y coordinar la producción nacional para que los laboratorios no dejen de atender necesidades locales y regionales.
Por otra parte, la PPM es un instrumento formidable para la negociación y para generar precios testigo sobre la base de estructuras de costos y no de mercado como en la actualidad.
Por último, con laboratorios presentes en alrededor de 10 provincias, impulsar la PPM implicaría potentes desarrollos regionales.
Finalmente, la activación de la PPM es un proyecto de características interdisciplinarias que tendría un impacto fundamental sobre el sector científico-tecnológico, hoy débil, fragmentado y de escasa utilidad social. En efecto, la articulación de proyectos con universidades y organismos de CyT conduciría a solucionar la fragmentación institucional actual, nos daría soberanía tecnológica y absorbería RRHH calificados. Todos ellos problemas estructurales que es necesario corregir para generar un verdadero sistema de Ciencia y Tecnología, del que hoy carecemos.
Favorecer la utilización social del conocimiento y de la capacidad instalada sería profundizar el modelo resolviendo problemáticas propias, y construyendo soberanía tanto en Salud como en ciencia y tecnología.
En síntesis:
El Foro de Políticas Públicas de Salud de Carta Abierta, partícipe de las intensidades de este momento histórico, comprometido con los logros políticos, sociales y económicos de un ciclo abierto en el 2003 que es menester sostener y profundizar con los nuevos y antiguos desafíos que ahora resulta posible afrontar, y frente a las oportunidades que se abren en este año electoral, ha decidido intervenir en el debate, proponiendo como parte de la profundización del proyecto popular:
• Un sistema de salud que garantice la equidad social, territorial, étnica y de género como base para la construcción de una ciudadanía plena, compensando cualquier diferencia inadmisible cuando de proteger la salud se trata.
• Una política de salud basada en la recuperación de la soberanía sanitaria en términos de financiamiento, de producción de conocimiento, de inteligencia epidemiológica, de evaluación de tecnologías, de regulación democrática y de desarrollo de una producción pública de medicamentos.
“Estamos de acuerdo en que el cambio es necesario y ahora (…) Si pensamos las políticas de salud en términos de construcción colectiva de dignidad, de ciudadanía, de defensa de la vida misma, e incluso de alegría o nos resignamos al papel de consumidores más o menos afortunados de productos definidos por las conveniencias de los mercaderes del momento.” Mario Testa
Foro de Políticas Públicas de Salud
Email: forodesalud.cartaabierta@gmail.com
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